Nos vemos como somos hasta que un día nos vemos como seremos.
Y ese día será el comienzo de un viaje, de desencuentro y cambios. Porque tendremos que caminar el camino que no es para poder reconocer el que sí es.
Así que cuando ese día llegue a tu vida, abrázate y abrázalo. Lo que ves, a quien ves, es real y está más cerca de ti de lo que puedes creer, pues cuando la visión de quienes seremos se vuelve tan clara, es porque ya estamos recordando cómo llegar ahí.
Los cambios que comienzan a aparecer no son cuestión del azar. Nada lo es. La vida está cambiando para que tú también puedas despertar en ti el poder de transformar. No sabrías que lo tienes si no existiera nada que lo provoque usar, ¿o sí?
Y mientras más incierto se vuelve todo, más se te pedirá que vayas a ti, a lo que es cierto para ti. Se te pedirá que no te dejes ir, aunque todo parezca que te deja ir. Se te pedirá que no te muevas de tu visión, aunque nada de lo que ahora ves se le parezca.
Llegará el momento en el que el viaje comience a sentirse interminable, en el que los pasos que des no lleguen a ningún lugar, en el que todo te detenga aunque tú intentes avanzar a como de lugar. Pero recuerda, en ese crucial momento, tienes el derecho, y la responsabilidad, de pausar.
Has estado esperando por largo tiempo a que algo suceda, que algo venga a salvarte, o que algo por favor desaparezca. Pero ese algo nunca sucederá, nunca llegará o nunca desaparecerá en tanto lo sigas esperando de afuera.
Somos nosotros los que estamos caminando, y somos nosotros los que hemos elegido una y otra vez seguir caminando así, en círculos. ¿Por qué?
Lo bueno de llegar al límite es que la honestidad es lo único que a veces queda, para reconocer que no hay más que hacer, que no hay manera de continuar, que bien podrías rendirte.
Ahí, en ese lugar, la vida te hará una pregunta.
Y tal vez, y solo tal vez, quien fuiste ya no debe responder. Tal vez, la persona en quien te has convertido debe comenzar a hablar. Tal vez la pregunta es la manera que tiene la vida de hacerte despertar, y tal vez lo que antes en tu sueño viste podrá tomar su lugar.
Si respondes, será el fin de algo, de mucho, o de todo. Pero no importa de qué, porque la renuncia también significa victoria y el viaje que antes emprendiste habrá terminado.
En ese preciado día, celébrate y despídete, porque comenzarás otro viaje, uno de sagrada transformación y esperados encuentros.
Ya nada provocará la casualidad de la vida, lo hará tu propio diseño.