Las cosas que más nos duelen son las que más nos enseñan, y por eso duelen, pero la verdad es que el hecho de que nos enseñen no significa que aprendamos. Hay un puente que debemos conectar. Sin ese paso que nos lleva al no más, no avanzamos. Sin esa decisión que nos hace caminar, no continuamos.
La vida siempre responde a lo que le pedimos ser, pero la vida no transforma nada, solo nos da las piezas para transformar. No nos da lo soñado, nos muestra el camino para llegar.
Somos creadores de esta realidad, y por ley, nadie puede elegir por nosotros, nadie puede caminar por nosotros, nadie podrá.
El dolor que hoy elegimos vivir contiene su propia cura. El dolor está aquí para sanar lo que duele. El dolor no se resiste, se escucha. No está pidiendo doler, está pidiendo dejar de hacerlo. Está preguntando: ¿quién puedes ser?
Solo hasta que lo miramos directamente a los ojos sabremos lo que viene a mostrarnos. El dolor nos quiere enseñar, pero debemos elegir aprender para que no vuelva a doler jamás.
Lo que es trascendido deja de ser repetido. Esa es la leyenda del puente que se nos pide conectar.
Nadie podrá ver por nosotros lo que solo vive en nosotros. Cada historia es particular, pero lo que sí es general, es que toda historia pide avanzar.
¿Qué duele hoy que también ha dolido antes?
Si puedes ver tu dolor, podrás ver también tu medicina.
Cúrate y avanza. No estás aquí para sufrir, estás aquí para crear.
¿Quién puedes ser?